La creatividad
es una actividad profesional dentro el ámbito de la comunicación.
Tres interpretaciones
diferentes sobre la creatividad:
La
primera identifica la creatividad como un don divino. La existencia de un
destino “creador” del ser humano por la vía del antropomorfismo se encuentra en
la mayoría de las religiones, tanto en las teogonías paganas como en la
teología cristiana donde el concepto de Dios se identifica con el de Creador.
La
segunda la relaciona con una inusual combinación de aptitudes humanas: la
lógica y la intuición, dos caminos bien diferentes (a primera vista
contradictorios) que el cerebro humano utiliza para encontrar la idea que se le
encarga buscar: por un lado, el camino de la lógica, de la racionalidad, de la
evidencia, de la comprobación y, por otro, el camino de la intuición, de la
inspiración, de la emotividad.
La
tercera es la que “utiliza” la creatividad como una herramienta de trabajo.
Nosotros somos la herramienta de la que se sirve la creatividad, ya que
poseemos unas determinadas habilidades para desarrollarla. Fundamentalmente
capacidad de decisión, actitud creativa y aprendizaje permanente porque, la
creatividad, como herramienta, no es un destino, sino un viaje.
Como el origen
de la creatividad es la creación de productos publicitarios, adquiere esta
denominación, aunque en realidad, su campo de actuación es mucho más amplio,
abarcando otras modalidades comunicativas.
La actividad
creativa logra su máxima expresión, además de ser escuela de grandes publicitarios
en todo el mundo.
Aunque la
creatividad está presente en disciplinas como el arte o las ciencias, en el
campo de la publicidad adquiere unas características diferenciadoras.
Los
novelistas y pintores, por ejemplo, deciden sobre aquello que han de escribir o
pintar; los creativos publicitarios no tienen elección y poseen una libertad
limitada para hacer lo que se les encarga. Los creativos publicitarios deben
tratar con percepciones y probabilidades. Tratan con las realidades ajenas que
pueden no coincidir necesariamente con la realidad objetiva, ni con la suya
propia. Además, debido a la inconstancia y la heterogeneidad del grupo de los
consumidores, lo que los creativos aprendieron o dieron por válido ayer puede
que mañana no sirva.
En el momento
en el que el creativo se encuentra con que los consumidores tienen en la mente
una short list a la que pertenece el producto o servicio que pretende anunciar
y en la que el consumidor cree que no existe diferencia real entre las
diferentes marcas, es cuando este camino creativo es el más apropiado. El
creativo persigue un cambio de actitud en el consumidor, la diferenciación de
la marca entre las demás. En algunos Países, la comparación directa entre
productos está prohibida por la legislación, pero siempre es factible una
comparación sutil.
El estadio
final del proceso creativo es la elaboración, perfeccionamiento y revisión de
la inspiración. Esta fase es especialmente trascendental en todo el proceso
publicitario, debido al dinamismo centrípeto de éste.
Utilizando
otros términos, podríamos plantear el esquema del proceso creativo de la
siguiente manera:
La compleja
naturaleza del proceso creativo publicitario obliga a trazarse una cierta
disciplina creativa que se resume en el permanente desarrollo y aplicación de
unas determinadas cualidades intuitivas:
Dominio
de la imaginación
Sensibilidad
innovadora
Capacidad
de implicación
Programa
de creación publicitaria
Definir
el público objetivo
Marcar
un blanco definido
Definir
un target a razón de sexo, edad, nivel
sociocultural y otras variantes.
Objetivo
a alcanzar
Cual
el cambio que se espera alcanzar en el
público objetivo.
La
promesa, lo que el público objetivo va a encontrar en el producto o servicio y
que le motivará hacia el objetivo.
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