sábado, 10 de mayo de 2014

ÉPOCAS SIN INTERNET

Todo era completamente diferente cuando no existía el teléfono móvil. Si la llamada llegaba en el  momento convenido, todo estaba bien, pero si no llegaba, se abría todo un mundo de interrogantes que lo mantenían a uno en vilo por los tiempos de los tiempos. Cuando uno era joven y vivía con sus padres, además de todos los problemas que la dichosa llamada de teléfono conllevaba de por sí, uno se encontraba con que también tenía que tener en cuenta el impacto que esa llamada podía tener en los miembros de su familia, pues si la llamada provenía de alguien que a uno le gustaba mucho y no se quería decir nada sobre ello todavía por miedo a que luego eso, lo que fuera, no llegara  a nada,  había que ocuparse de que la llamada se produjera cuando no había nadie en la casa, cosa que era tarea más imposible que difícil.
                 

Otra cuestión era cuando la llamada debía producirse en un periodo en el que la persona que debía recibirla iba a estar fuera de la ciudad habitual, pues recibir la dichosa llamada en el pueblo, por ejemplo, era un gran problema, ya que las comunicaciones en algunos  sitios eran peor que en otros, y a veces incluso se tenía que recurrir al típico teléfono de bar de pueblo que iba con monedas y que cuando no estaba estropeado estaba rodeado de gente dispuesta a cotillear la conversación del que lo utilizaba.

Eran un compendio de miedos, dudas, inseguridades y ataques al corazón. Hay gente que hoy en día niega las virtudes de la telefonía móvil, pero no hay dudas de que ha mejorado bastante nuestras vidas.

A finales de los años noventa la realidad era muy distinta. La información se almacenaba físicamente en carpetas y archivadores, la gente aún escribía cartas o enviaba postales, buscaba direcciones en las Páginas Amarillas y planeaba las vacaciones en agencias de viajes.

Podemos recordar aún como la carta escrita era el principal elemento de comunicación entre las familias. El teléfono era una solución para las urgencias. Además había que solicitar a una operadora una conferencia que podía demorarse algún tiempo. Las distancias eran aún una barrera para las comunicaciones entre las personas. También podemos recordar aquellos primeros ordenadores con pantallas de fósforo verde, o sin disco duro mientras teníamos que trabajar en discos de tres pulgadas  con 256 kb. de capacidad. O aquellas impresoras de aguja que bailaban literalmente sobre la mesa mientras imprimían documentos.

Antes de Internet las personas hablaban con sus amigos por el teléfono fijo de sus casas y hasta se escribían cartas. Las redes sociales y servicios de mensajería instantánea no habían intervenido en las relaciones humanas. En el mundo sin Internet los correos y las empresas de mensajería eran un lugar común. La gente enviaba cartas que se recibían entre 5 y 30 días. Si había prisa podía mandarse un telegrama porque una llamada al exterior resultaba muy cara, un tema que Skype solucionó fácilmente.

Por otra parte, es común escuchar hoy en día que muchas relaciones sentimentales se terminan por culpa de la exposición en redes sociales. Muy distinta es la vida con llamadas al celular o la mensajería instantánea que prometen una comunicación rápida. Si no se obtiene una respuesta oportuna se podría crear un problema, cuando antes solo existía la posibilidad de llamar a un teléfono fijo y dejar un mensaje en la contestadora.

Desde aquella situación quienes tenemos ya una cierta perspectiva histórica   podemos visualizar un recorrido de la tecnología realmente importante. Internet, las telecomunicaciones, la tecnología o los contenidos digitales han transformado el modo en que nos relacionamos y concebimos nuestra situación en el mundo.

El enorme espacio que abrió la red ante las personas la ha convertido en una necesidad: existen aproximadamente 2.400 millones de usuarios en todo el planeta. Nuevas generaciones sacrificarían la televisión, la radio, los periódicos y el celular por tener acceso a Internet. Un estudio de Kaspersky Lab de 2013 resaltó que con el ingreso de Internet se acortaron las distancias por el uso de las redes sociales y correos electrónicos, se facilitó la educación a los hijos, entre otros beneficios.

Este es un recuento de cómo era la vida sin Internet
Conocimiento

No significa que las bibliotecas sean obsoletas, pero las personas han decidió acudir a Google para buscar gran parte de la información, antes que trasladarse un lugar físico. En el pasado la información para hacer tareas, investigaciones o trabajos se obtenía de inmensas enciclopedias o diccionarios. Las hemerotecas, donde se almacenaban revistas, eran un lugar obligado para consultar.

Educación

Hace unos años era común que a los niños se les enseñara la importancia de no hablar con extraños. Actualmente el control en el ciberespacio de los menores de edad se ha convertido en un tema urgente. A diario existen 160.000 intentos de acceso a páginas de contenido pornográfico por parte de estos. Es un nuevo reto para los padres.

Socialización

Mientras se esperaba en un consultorio médico o en la parada de un bus, dos personas desconocidas podían entablar una conversación. Con la llegada del Internet móvil y servicios de mensajería instantánea, como WhatsApp, muchos están absortos mirando la pantalla de sus teléfonos celulares o tablets y no se atreven a hablar entre sí.

Entretenimiento

Actualmente existe una gran variedad de juegos on-line, se puede descargar música y videos gratis, así como observar videos musicales o películas a través de Youtube. Muchos prefieren quedarse en la casa que salir a cine, a comer o a bailar. Antes los éxitos musicales se medían por la cantidad de discos vendidos, ahora es por las descargas. En los 80 era común alquilar películas en videotiendas, un plan que la piratería y servicios como Netflix acabaron. La música no se archivaba en dispositivos móviles, que no existían, sino que se grababa en casetes, desde emisoras o acetatos.
Hábitos

Tener agendas telefónicas

Los contactos de las personas se guardaban en libretas. Era una costumbre que podría evitar el riesgo de perder todos sus números telefónicos cuando le roban o pierde el celular. Es común que las personas no se sepan los números de teléfono de sus familiares cercanos, debido a la costumbre de tenerlos anotados en su teléfono móvil.

Preguntar en caso de perderse

Google Maps ha revolucionado la orientación de las personas. Para muchos es preferible mirar en su móvil el lugar al que deben dirigirse, que preguntarle a alguien en la calle.

Llamar desde cabinas telefónicas

Hace unos años era usual llamar desde la calle, si contaba con un par de monedas, y no enviar mensajes por mensajería instantánea. Ahora se pueden acercar a un café Internet si no tienen celular y conectarse para no sentirse “aislado”.

Jugar

Los niños o jóvenes en los parques pueden preferir otras actividades en línea como juegos o simplemente estar conectados en redes sociales, en lugar de verse. La inclusión de Internet en las últimas consolas de videojuegos (como el PS4 y el Xbox) permite que muchos usuarios se encuentren en línea. Prefieren jugar a distancia que encontrarse a hacer un torneo entre amigos, como podía ocurrir tan solo unos años atrás.

Preguntarle a la abuela

Los buscadores de Internet se convirtieron en la mano derecha de todo aquel que tiene una duda en su vida cotidiana. El “doctor Google” es frecuentado por muchos para conocer los síntomas de una enfermedad o los efectos secundarios de un medicamento. Antes se consultaba al médico de cabecera, el farmacéuta de la esquina o se le pedía consejo a la abuelita: era un método confiable para determinar una enfermedad y un remedio.

Prueba de esto es que recientemente investigadores rastrearon las búsquedas de seis millones de usuarios de Internet sobre dos populares medicamentos (el antidepresivo Paxil y Pravachol, utilizado para reducir el colesterol). Descubrieron que el 10% de esos usuarios también hicieron búsquedas sobre “hiperglucemia” o altos niveles de azúcar. La FDA, el departamento que autoriza los medicamentos en EEUU, comprobó un efecto secundario, desconocido por los laboratorios hasta ese momento, gracias a los comentarios de los usuarios en la red.

Google ha aclarado que la información obtenida con este buscador no actúa como un consejero médico, sino que es una guía que agiliza su búsqueda. Google Flu Trends, por ejemplo, proporciona estimaciones públicas para realizar actividades contra la gripa. Algunas de las enfermedades más buscadas en Internet son: cáncer, diabetes, sida, asma, alzheimer, parkinson y anemia.


El peligro del conocimiento médico en Google es que se puede crear autosugestión o una visión fatalista con cada uno de los síntomas, lo que incrementa la automedicación.

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